Fausto Miño es un nombre reconocido en el mundo de la música ecuatoriana, pero detrás del escenario también hay un emprendedor apasionado, un educador creativo y un agente de cambio multifacético.
Hoy, como parte de la comunidad de IMPAQTO Coworking, Fausto comparte cómo ha convertido su talento artístico en una herramienta poderosa para transformar vidas, negocios y comunidades.
Tres proyectos, un mismo propósito
“Soy Fausto Miño y tengo tres proyectos simultáneos aquí en IMPAQTO”, nos cuenta con entusiasmo. Su primer proyecto nace de su vocación artística: una propuesta innovadora de concierto-capacitaciones, donde combina música en vivo con formación empresarial. Este híbrido dedicado a empresas, PYMEs y emprendedores/as, busca no solo entretener, sino también inspirar y educar. “Es un producto poderoso que me encanta hacer”, dice Fausto, destacando su formación en la Escuela de Negocios Hubbard y su compromiso con el crecimiento profesional de otros.
El segundo proyecto está relacionado con la salud: el Sistema RCM, una iniciativa de distribución de un producto que genera células madre, ayudando a las personas a recuperar su bienestar. “Ver a la gente recuperar su salud me encanta, y lo estamos desarrollando con mucho amor”, afirma.
Y el tercero, no menos ambicioso, es un proyecto inmobiliario en la Mitad del Mundo, con vistas privilegiadas y una visión ecológica. Fausto sueña con una urbanización autosustentable, con huertos propios y agua limpia. “Comercialmente creo que le irá bien, pero espiritualmente es el concepto correcto”.
El impacto va más allá del negocio
Fausto no solo mide el éxito en cifras: “Con los conciertos hay un impacto emocional. El arte logra producir cordura, inspira, carga de vida a la audiencia”. Sus capacitaciones aportan desde lo cognitivo, brindando herramientas y conocimientos que florecen en los emprendimientos. Y con el Sistema RCM, su impacto es tangible: “La salud y la educación son los trabajos más sociales que existen”.
En lo inmobiliario, su apuesta por la sostenibilidad y la vida en comunidad demuestra que también se puede construir con propósito. “La urbanización que estoy creando tiene que ver con bienestar integral. Es un proyecto bonito en todo sentido”.
IMPAQTO como motor creativo
“Me encanta trabajar en IMPAQTO”, afirma sin dudar. Ya sea en las oficinas de IMPAQTO Cumbayá —donde “vendemos más”—, en la sede de IMPAQTO La Carolina —donde “somos más organizados y eficientes”— o soñando con conocer IMPAQTO La Floresta y las instalaciones de IMPAQTO Cuenca, Fausto valora profundamente el ambiente estético, humano y colaborativo que encuentra en cada espacio.
“Es un lugar donde te inspiras. Hay tanta gente empujando la carreta que realmente nos divertimos acá. No creo que haya podido encontrar un mejor aliado que IMPAQTO”.
Un verdadero agente de cambio

“Siempre fui un agente de cambio”, reflexiona. Desde sus 20 años, cuando soñaba con ser cantante, hasta hoy, en su rol como emprendedor social, Fausto ha vivido una metamorfosis que lo llena de orgullo. Cree firmemente que el verdadero aporte al Ecuador está en ayudar a que más emprendedores y emprendedoras lo logren. “Yo amo este país y para mí sí es prioridad que los negocios triunfen”.
Sueña con un futuro donde no sea solo el 2% el que lo logra, sino un 20%, un 30%, ¡incluso un 50%! Para eso, insiste, la clave está en la comunidad: “Uno no puede ser feliz si los demás fracasan. Se logra en comunidad. Y yo agradezco haber encontrado IMPAQTO”.